Alegorías de la Justicia, la Caridad y la Prudencia
Una prueba de su habilidad.
En 1664, a la edad de 26 años (y uno antes de morir), Elisabetta Sirani pintó un importante cuadro para el mecenas Leopoldo de Medici (1617–1675). Era este Justicia acompañada de Caridad y Prudencia, que alude a las tres virtudes particulares de la casa de los Medici.
Se decía de Sirani, para subrayar su capacidad artística, que «pintaba como un hombre». La leyenda cuenta que la pintora acabó este cuadro mientras una audiencia la miraba un 13 de mayo de 1664, demostrando que su habilidad era propia. Muchos veían sospechoso que una mujer pintara así de bien y acusaron a Sirani de no ser la autora de sus cuadros, por lo que se vio obligada a realizar varias demostraciones públicas en respuesta a quienes cuestionaban la autoría de sus cuadros.
Todos se quedaron pasmados por la habilidad de Sirani, así como la rapidez de ejecución. Pintó a tres mujeres representando tres virtudes: la Caridad (amamantando a un bebé), la Justicia, blandiendo su espada y su balanza, y la Prudencia, con un espejo en la mano.
Quizás Sirani, dio especial protagonismo a esa Justicia central, exigiendo la retirada de las acusaciones contra su honor. Incluso estampó su firma, inscrita con las letras que componen su nombre, en los botones del vestido de Justicia.