Atleta triunfante
Escena clásica con la que Hayez afianza su academicismo.
Con el atleta triunfante, Hayez quiso representar a un deportista en pelotas que se acaba de bajar de ese carro sosteniendo la palma de la victoria. Un ganador, como él mismo.
Al parecer este atleta es un lanzador de disco (o al menos eso sugiere el disco de piedra apoyado en la pared al fondo) y Hayez quiso recrearse en su dominio de la anatomía y las poses, con esa compleja postura en la que el atleta se gira hacia la izquierda, mientras su cabeza se dirige hacia el lado opuesto. También es evidente que a Hayez no se le daba mal eso de las proporciones y el claroscuro.
El artista tenía 22 años y todas las ganas de comerse el mundo a bocados. Con esta obra Hayez ganó el prestigioso concorso dell’Accademia milanese di Brera, y gracias a este triufo recibió una gran suma de dinero a modo de beca anual.
Se dice que Antonio Canova, toda una institución del arte italiano, presionó un poquito para que los laureles fueran a parar a Hayez, que tenía toda la pinta de continuar la tradición neoclásica. Pero como sabemos, el arte del siglo XIX iba a dar un giro dramático en los años venideros con la llegada del poco clásico Romanticismo, en el que caería todo un académico como era Hayez.