El beso
Un cuadro romántico en todos los aspectos de la palabra.
Desde hacía unos siglos, Italia había sido desplazada como núcleo y capital del arte mundial. Es cierto que todo artista que se preciara seguía viajando a Roma, pero lejos quedaba el esplendor del renacimiento y el barroco.
Francesco Hayez era un enamorado de la historia. No sabemos si para él todo tiempo pasado era mejor, pero sin duda le parecía lo suficientemente interesante como para pintarlo. Y aprovechando la marea romántica que barría Europa, pintó este icono, quizás la pintura italiana más conocida del XIX.
Como vemos, “El beso” está ambientado en la Edad Media (siglo XIV según el título) y se complementa perfectamente con el contexto socio-político italiano de esos años. Todo el mundo era super-melodramático, Verdi arrasaba y se respiraba un nacionalismo que quería unificar Italia y echar de una vez a los Habsburgo y los Borbones.
Era como el Gatopardo. Una época genial para pintar cuadros como este, románticos en todos los aspectos de la palabra.
Un beso seguramente de despedida de estos dos amantes, pues el señor está a punto de marcharse, a juzgar por su vestimenta. No parece que les vaya bien a la pareja. Quizás sea un amor imposible. Además una criada está vigilando, por lo que es probable que sea también un amor secreto. Todo esto nos remite lógicamente a Romeo y Julieta. Y es que el amor demasiado intenso acaba mal, como sabemos algunas.
Pero hay ciertos aspectos políticos que debemos conocer para entender realmente la obra. Italia, que como dijimos antes era en la época una potencia insignificante dentro de Europa, estaba bajo el dominio -directo o indirecto- de los Habsburgo de Austria. Organizaciones secretas proliferaron, pero todas fueron reprimidas o censuradas.
En tal contexto histórico Hayez pintó El beso, enmascarando un poco el tema principal de la conspiración y la lucha contra el malvado extranjero. Donde los poderes veían un romántico e inofensivo beso, muchos Italianos vieron la alianza entre Francia y los reinos de Piamonte y Cerdeña, que juntos podría derrotar a los austríacos.
Esto es por algo tan sencillo como los colores de la ropa: azul, rojo, blanco y verde, es decir, Italia + Francia unidas por un beso, un abrazo… una alianza… Un amor secreto.
El cuadro se convirtió en un símbolo de la unificación de Italia, y es probable que ayudara a su éxito final unos años después.