Cabeza de un ballestero
Apuntando alto.
De los muchos retablos creados por Hans Holbein el Viejo, sólo ha llegado a nosotros el Tríptico de Augsburgo, que muestra el martirio de San Sebastián como su motivo central.
Ya sabemos cómo murió el santo: los romanos lanzaron sobre él una lluvia de flechas. Bueno… en realidad sobrevivió a esto y después sería apresado otra vez y azotado hasta la muerte, pero lo que ha quedado hasta nosotros es su famoso martirio asaetado y ligerito de ropa, por cierto, todo un icono gay.
Hans Holbein el Viejo fue uno de los introductores del Renacimiento en Alemania. A la chavalería ya no le interesaba ese arte gótico pasado de moda. Ahora lo más cool era la armonía y el naturalismo, sobre todo en anatomía y perspectiva. Por eso Hans Holbein el Viejo preparaba sus trabajos a conciencia y abundan los bocetos, estudios y dibujos preparatorios de este artista.
Este es un ejemplo de boceto de calidad. Uno de los romanos que le lanza flechas a San Sebastián apunta con su ballesta. Tiene un ojo cerrado y debemos destacar esa estupenda representación que hace Holbein del sutil movimiento de la nariz, empujada ligeramente hacia un lado por la mano que sostiene la ballesta.