Castilla, la fiesta del pan
Visiones de España I: Castilla.
Es imposible negar que fue la amistad trabada con Archer M. Huntington (1870–1955) lo que permitió a Sorolla triunfar en el panorama artístico estadounidense. Los dos hombres se conocieron en Reino Unido en 1908, y Huntington no tardó en invitar al pintor valenciano a Nueva York para que expusiera en la Hispanic Society of America, institución que había fundado en 1904 y que se consagró desde su primer momento al estudio de todo aquello relacionado con España y, sobre todo, con nuestro Siglo de Oro.
En noviembre de 1911, Sorolla y Huntington firmaron un contrato a través del cual el pintor se comprometía a realizar una serie de catorce pinturas de gran formato con los que el magnate norteamericano decoraría la biblioteca de la Hispanic Society. Estas obras, las llamadas Visiones de España, habrían de retratar los usos y costumbres de la España de principios del siglo XX.
El trabajo, que le costó a Sorolla casi diez años de esfuerzo y dedicación absolutos, llevó al pintor por todos los rincones de la Península Ibérica, buscando modelos y lugares para representar en los inmensos lienzos.
La primera que realizó fue Castilla, conocida también como La fiesta del pan, obra de grandes dimensiones (más de trece metros de largo) en la cual el artista se propuso crear una obra que expresara unidad, formada por las dos Castillas, por eso nos muestra diferentes vistas de algunas de las construcciones más representativas de esta tierra: el Acueducto de Segovia o el Alcázar de Toledo.
En primer plano, la escena repleta de personajes expresa la alegría festiva, el bullicio propio de las aglomeraciones, y estos conceptos ligan a la perfección (aunque parezca contradictorio) con la solemnidad: el sentimiento del pueblo unido, orgulloso de sus tradiciones.
En la sección izquierda, dos tamborileros inician la marcha, y justo detrás de ellos se halla el motivo del título (o subtítulo) que le dieron al lienzo: cuatro mujeres muy arregladas que parecen ofrecernos los panes que portan.
En la sección derecha se produce un cambio significativo: el paisaje es mucho más abierto, representa un mercado de trigo, de ahí la cantidad de sacos, listos para vender. Los personajes de este lateral son más estáticos, como si se limitaran a observar el motivo festivo de los hombres y mujeres en el sector izquierdo, con esta ficticia celebración del pan.