Caza nocturna
¡Menudo pájaro!
Paolo di Dono, alias Uccello («Pájaro») fue un paisajista mucho antes del nacimiento de este género. Por supuesto, la excusa era mostrar una típica escena de caza, pero lo que a Paolo Ucello le interesaba sobre todo era la perspectiva, los escorzos, el naturalismo en las anatomías humanas y animales, la composición armónica y conseguir un paisaje realista, no uno abstracto como los de la Edad Media o simbólico como los del trecento.
Aquí además se permite hacerlo de noche, dándole a la obra una atmósfera mágica. Vista a ojos de hoy quizás está muy alejada del realismo que pretendía… el arte todavía no se separa del todo de la abstracción y del simbolismo, pero lo que hace Ucello es un paso de gigante. Como prueba ese punto de fuga central que da esa maravillosa profundidad al cuadro.
Sorprende también lo moderno de la iluminación. Quizás hay luna llena, o quizás el cuadro esté pensado para colocar en un dormitorio, y a la luz de las velas pueden verse mejor los dorados de los árboles, los blancos de plantas y flores y las sugerentes penumbras del bosque.
El dinamismo de las figuras contrasta con la quietud de los árboles, y eso da un ritmo trepidante a la escena, donde humanos, hombres y caballos practican el horroroso deporte de la caza, quizás un pasatiempo aristocrático en 1470, pero practicado hoy por puteros que suplen sus micropenes con grandes escopetas y demás gentuza con graves deficiencias mentales.