La batalla de San Romano
Uccello empieza a usar la perspectiva para hacer avanzar el arte. Eso dio lugar al renacimiento.
Primer panel del tríptico de la batalla de San Romano, que retrata el combate entre Florencia y Siena en el año 1432.
En esta batalla, los florentinos se pasaron horas resistiendo los envites del superior ejército de Siena, pero al final consiguieron una victoria épica que Uccello quiso plasmar en lienzo (cierto es que cobró muy bien por ello, y quizás cobraría también si los ganadores fueran los otros).
Como vemos, Uccello es todavía un poco gótico, sobre todo por las decoraciones (hasta las armaduras eran de plata, algo hoy ya perdido y reducido a esos tonos grises), pero ya abre caminos que caracterizarían al renacimiento, como es la perspectiva lineal que da profundidad a la escena. Incluso al fondo, las figuras que batallan son coherentemente pequeñas, cosa que en el gótico todavía no estaba muy lograda.
Llama la atención ese ritmo de las lanzas (también las rotas en el suelo), que dan aún más verosimilitud a esa perspectiva y los numerosos escorzos, que aún era algo novedoso y futurista a esas alturas del quattrocento.
La obra está llena de soldados dándose de hostias con mayor o menor realismo, pero destaca sobre todo el protagonista en el centro, montado en un caballo blanco y llevando un turbante rojo. Se trata del condottiero Niccolò Maurizi da Tolentino, el auténtico héroe de la batalla.