Dolor
Hay algo bello en lo triste.
Hay días que la vida parece una puta mierda. Creo que todo ser humano con sangre en las venas se siente así a veces. Hasta Picasso se sintió así en un momento azul de su vida (inspirado en el gran Paul Cézanne, como él mismo reconoció).
Pero resulta que hay gente que se siente así todos los días. Hay gente que llega al punto de que le da igual estar viva que estar muerta. Todo es gris y azul, todo es solitario y mortecino, como en este frío y desolado cuadro del señor Cézanne, que nos habla de dolor con la excusa de una temática religiosa, con Magdalena rompiéndose por dentro.
Claro que hay gente que tira la toalla, con un exceso de melancolía, un desbordamiento de tristeza, una sobredosis de soledad… Estamos solos,
llegan a una obvia conclusión. Y puede que sea verdad… Quizás no significamos absolutamente nada.
Pero resulta que hay algo que nos acompaña y —quizás— nos consuela: la belleza. Hay algo bello en lo triste que hace que nos siga latiendo el corazón. Hay algo.
Y hay todavía belleza por descubrir, a pesar de que a veces parezca que no. Llamémosle arte, por ejemplo. De eso sabían esas almas atormentadas como van Gogh, u Óscar Domínguez o da Volpedo o Nicolas de Staël… o Cezanne, que nunca tiró la toalla, porque sabía que el mundo está lleno de belleza. Solo hay que encontrarla, hasta en los momentos más azules.