El Anciano de los días
Cuenta la leyenda que Blake tuvo esta visión en realidad.
Todos sabemos que William Blake no estaba muy bien de la cabeza, o al menos eso opinaban sus contemporáneos. Totalmente incomprendido, se ganó la vida principalmente como grabador e ilustrador de los poemas que él mismo escribía.
Admirador de Miguel Ángel, su obra se alejaba de la de este ya que en lugar de centrarse en figuras bíblicas apostaba más por lo fantasioso. Vamos, que se metía a saco con la cultura mitológica británica para luego adaptarla y convertirla en una cosmología mucho más personal.
Sin embargo, en esta imagen nos muestra a un personaje creado por él mismo al que llamó Urizen, y que para él era el creador del mundo. Según sus propias creencias, porque recordemos que todo esto se lo sacaba de la manga. Este personaje tenía cierto carácter maligno, algo que quiso plasmar con esa atmósfera de pesadilla que envuelve a la figura, para que nos enteremos bien del malrollismo que impera en la escena.
Cuenta la leyenda, una de las tantas que circulan sobre él, que la visión de este ancianete midiendo el globo terráqueo con un compás la vio en la realidad… pues OK.
Independientemente de su más que destacable maestría con los lápices y pinceles, la temática de su obra es completamente incomprensible si no se atiende a sus textos y explicaciones. Y en este caso, según las explicaciones, el compás que vemos en la imagen es más que un instrumento de sabiduría y de medición, viniendo a ser una especie de símbolo de un relámpago de luz capaz de iluminar un mundo sumido en un estado de noche oscura y tormentosa.
Al tratarse de un pintor que basaba sus obras en visiones y ensueños personales, jamás copiaba del natural, de ahí que en sus cuadros e ilustraciones sean muy habituales las incorrecciones en el dibujo y en las formas, algo que para él carecía de la menor importancia.