El ángel caido
Retrato de Lucifer, el ángel más bello, lleno de ira hacia su creador.
Estudio anatómico del mismísimo Lucifer, que fue durante un tiempo la mano derecha de Dios. Inteligentísimo y muy hermoso, el ángel tenía un pequeño defecto: la soberbia. Un día tuvo la desastrosa idea de rebelarse contra su creador al creerse igual que él, y la cosa no acabó nada bien.
¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora!
¡Has sido abatido a la tierra dominador de naciones!
Tú que dijiste en tu corazón: Al cielo subiré, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión en el extremo Norte. Subiré a las alturas del nublado, y seré como el Altísimo.
Is. 14, 12–14
En el Apocalipsis (capítulo 12) se describe una gran batalla en los cielos en la que un ejército de ángeles rebeldes fueron derrotados por el arcángel San Miguel y sus ángeles. El ángel caído fue condenado a vivir en la tierra.
Cabanel lo pinta lleno de ira, derrotado, mientras se libran los últimos golpes de la batalla en los cielos.
Lo interesante para un artista como Cabanel era mostrar la belleza del ángel caído por medio de un minucioso estudio anatómico (esos músculos marcados) y la espectacularidad del color, al modo manierista, con esa luz difusa que impregna toda la obra.