El círculo mágico
Este cuadro nos da pistas sobre el interés del artista por temas esotéricos y relacionados con el ocultismo.
¿Pudo John William Waterhouse estar metido en alguna de las sociedades secretas de carácter ocultista que abundaban en la Inglaterra victoriana…?
Desde luego eran numerosas las sectas y sociedades secretas, las reuniones esotéricas y sesiones espiritistas: Rosacruces, cabalistas, teosóficos… Gentes como Aleister Crowley tenían cierto poder en la época, y se sabe que personajes tan ilustres como Bram Stoker, Yeats o H. G. Wells participaban en estas actividades.
No hay pruebas ni documentos de la participación de Waterhouse, pero si nos fijamos en bastantes de sus cuadros, podemos afirmar que el prerrafaelita tenía conocimientos de magia, brujería, y simbología relacionada con el ocultismo y lo esotérico.
Es el caso de este Círculo mágico en el que vemos un explícito acto de brujería: Una bruja creando una poción en una marmita mientras traza un círculo de fuego a su alrededor.
Unos cuervos y un sapo (animales mágicos) observan el ritual, y otros elementos nos dan pistas sobre diversas órdenes secretas como los bordados de la Antigua Grecia en su vestido, la hoz dorada de los druidas o la serpiente uróboros que se muerde la cola en su cuello, símbolo del infinito muy vinculada a la alquimia y la masonería.
No sabemos a ciencia cierta si Waterhouse pertenecía a este mundillo de la magia, pero el artista realiza aquí una especie de catálogo de diversos símbolos que como mínimo conocía o le interesaban lo suficiente como para hacer un cuadro sobre el tema.