Recoge rosas mientras puedas
El carpe diem de toda la vida.
Esta obra es algo así como el equivalente a una taza de Mr. Wonderful de hace algo más de un siglo. Y es que con ella, el prerrafaelita John William Waterhouse alude a la recurrente enseñanza del carpe diem, lo que viene a decir «aprovecha el presente sin pensar en el futuro», reinterpretando a través de un poema del siglo XVII del inglés Robert Herrick la locución latina del poeta romano Horacio.
Waterhouse sitúa en una suave y etérea atmósfera a dos jóvenes (por supuesto, una de ellas pelirroja, como en La dama de Shalott, Eco y Narciso o El alma de la rosa) que, descalzas, recogen rosas junto a un arroyo. La escena simboliza el mito de Perséfone, que se encontraba recogiendo flores junto a unas ninfas cuando Hades la raptó.
Su infancia en Roma supuso una gran influencia en su obra, y por ello no es raro encontrar escenas ambientadas en esta ciudad, representaciones de historias de la antigua mitología romana, o cualquier tipo de alusión a esta cultura.
Este es el segundo de dos cuadros que creó con el mismo nombre, a modo de celebración de la belleza de la juventud. Curiosamente, estuvo en paradero desconocido durante casi un siglo hasta que se encontró en una granja canadiense, cuyos dueños no tenían ni idea de su valor. Cómo llegó hasta ahí es algo que nadie sabe.