Tristán e Isolda con la poción
Tristán e Isolda están a punto de iniciar su trágica historia de amor.
Waterhouse nos ilustra la trágica historia de amor de Tristán e Isolda.
Isolda, hija del rey de Irlanda, estaba prometida al Rey de Cornualles y éste envía a su sobrino Tristan para escoltarla.
Error… La culpa la tuvo la madre de Isolda, que dio una pócima de enamoramiento a la criada Brangraine para que la muchacha la bebiera en la noche de bodas en caso de que el Rey no fuese del todo agraciado.
Por supuesto, los jóvenes la bebieron por error durante el viaje en barco y se enamoraron perdidamente el uno del otro.
Isolda se casó al final con el Rey, pero no pudo dejar de querer a Tristan y no tardaron en llegar los cuernos.
Al igual que le pasó a Arturo con Ginebra y su mejor amigo, el Rey Cornudo no tuvo el corazón de matarlos, pero sí exilió a Tristán, que acabaría herido en la lejana Bretaña.
Ambos murieron de pena.
La temática era perfecta para un pre-rafaelita como John William Waterhouse, que pinta el momento exacto en el que los jóvenes están a punto de beber la pócima que desencadenará esta tragedia.
El amor, queridos lectores, es una tragedia. Y por tanto posee esa belleza trágica que tanto gustó a los jóvenes románticos de la época victoriana.