El Diluvio Universal

Miguel Ángel se estrenó en las escenas centrales de la Capilla Sixtina con el Diluvio Universal, fue la primera que pintó de las nueve totales.

Su emplazamiento corresponde a la segunda que vemos al entrar en este majestuoso espacio, y esto es debido a que el artista las planteó al revés, para que la primera escena (correspondiente a la creación de la luz) quedara justo encima del altar, con la idea de que nosotros, almas pecadoras e imperfectas buscáramos siempre el acercamiento a Dios (un mensaje muy normal en la época que vivió Miguel Ángel, cuando la Iglesia tenía tanto poder).

Para este Diluvio, el artista siguió fielmente la descripción del episodio narrado en el Génesis. Y además, como la escena lo permite, la interpreta con una fuerte carga dramática.

Según el Antiguo Testamento, Dios estaba furioso con los hombres, harto de la violencia y corrupción presente en el mundo que él mismo había creado. Noé era la excepción, su favorito, por eso se puso en contacto con él y le advirtió que exterminaría a todos y cada uno de aquellos humanos desagradecidos, provocaría un gran diluvio (caería más y más agua en la tierra durante 40 días). Si quería salvarse, Noé debía seguir sus instrucciones para fabricar un arca de madera, en la que podría entrar su familia, y una pareja de animales de cada especie, para asegurarse que sobrevivieran (los animales no tenían culpa de nuestras fechorías).

Y así lo hizo Noé. En el fresco de Miguel Ángel vemos el arca de madera, de aspecto sencillo, al fondo, a lo lejos. No tiene protagonismo, porque el artista quiere que nuestra vista se clave en los personajes que hay a primer término. Hombres, mujeres y niños suben una colina en el lateral izquierdo del fresco. Vemos rostros de terror, pavor y congoja ante lo que se avecina: ha llegado un cataclismo, el fin del mundo. Sus intentos de salvarse ellos mismos y sus bienes materiales serán inútiles, no hay nada que hacer.

En segundo término, en el lateral derecho, hay un pequeño islote en el que intentan resguardarse más personajes y socorrer a otros. Aunque, de todas formas, el resultado será el mismo, están todos condenados sin remedio.