La creación de Adán
La obra maestra del Miguel Ángel pintor.
Uno de los frescos estrella de la Capilla Sixtina es esta representación del episodio bíblico del Génesis en el que Dios da vida al primer hombre.
Dios es un anciano con barba rodeado de querubines y estira su brazo derecho para darle un chispazo de vida a Adán, una forma poética y conmovedora de representar el misterio de la creación de vida con pocos detalles. Ambas figuras tienen posturas muy semejantes, pues en la Biblia ya lo pone claramente: «Dios creó al hombre a su imagen y semejanza».
Llama la atención la forma en que Miguel Ángel representa el medio de transporte de Dios: parece una nube, una nave espacial casi. Y por supuesto hay científicos que quieren ver en esa forma ovalada la representación del cerebro humano con su lóbulo frontal, su quiasma óptico, su hipófisis y su cerebelo. Otros ven un útero con un cordón umbilical recién cortado.
Por cierto: el musculoso Adán, que mira lánguidamente a su creador, tiene ombligo (hubo controversia teológica por ello). Y destaca también ese «enorme pene»… Miguel Ángel decidió pintar desnudas a todas las figuras de la Capilla Sixtina. Años después, Daniel Volterra sería contratado para cubrir con paños todos los miembros.
El artista se pasó cuatro años gestando la obra (dicen que no se lavó en todo ese tiempo), así que Miguel Ángel es también una especie de Dios creador en sí mismo.
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