
El último caballero
Todo un galán.
La Neue Sachlichkeit o Nueva Objetividad distorsionaba tanto la realidad que lo representado era más real que la realidad misma. Todo para disgusto de la sociedad burguesa, que se contemplaba horrorizada en un espejo que captaba con eficacia todos sus defectos, por muy deformada que fuera la imagen.
Como sus colegas Dix y Grosz, Birkle se metía en lo social creando un simple retrato, y en este caso se mete con el miedo a envejecer, que parece que el ser humano no acaba de superar nunca. Y también con el lógico miedo a que nos visite ese último caballero.
El Último Caballero es La Muerte, que agarra a esta señora. El gentleman en cuestión es un esqueleto de tono verdoso y putrefacto que acecha a su víctima desde atrás echándole el aliento en la oreja, quizás susurrando algo para seducirla ya que viste un elegante traje de galán. Ya no quedan caballeros así.
La muerte acecha a su siguiente víctima, como en las iconografías de la Danza de la Muerte de la Baja Edad Media, unos memento mori para recordarnos a los vivos lo inevitable de nuestra mortalidad. De eso se trata este cuadro con un fondo rojo como de pesadilla.