Retrato de la periodista Sylvia von Harden
Dix crea el retrato de una época más que de una persona.
Sylvia von Harden fue una intelectual de la Alemania de entreguerras. Otto Dix la conoció en la noche berlinesa con ese corte de pelo masculino y un excéntrico monóculo, y al momento se enamoró de su aspecto andrógino, pidiéndole que posara para él.
Según contó la propia periodista en el artículo Memorias de Otto Dix (Erinnerungen an Otto Dix, 1959) así fue la cosa:
─¡Tengo que pintarte! De verdad, tengo que hacerlo. ¡Representas toda una época!
─Es decir, que quieres pintar mis ojos apagados, mis orejas estrafalarias, mi larga nariz y mis labios finos. Quieres pintar mis grandes manos, mis piernas cortas, mis enormes pies… Cosas que sólo podrían espantar a la gente, y no deleitar a nadie.
─Te has descrito estupendamente. Todo eso me permitirá hacer un retrato representativo de una época que no se preocupa por la belleza externa de la mujer, sino por su condición psicológica.
Traducción de Marga Fernández-Villaverde.
Efectivamente, este no es un retrato de la periodista (que sale bastante mal parada) sino el retrato de toda una época.
Otto Dix creó uno ejemplos de los más característicos de la Nueva Objetividad, esa extraña mezcla de expresionismo con realismo. Casi una caricatura de esta mujer que no era en absoluto tan fea en la realidad.
Si no es por el título no hay elementos que se refieran a la profesión de Von Harden. Lo que Dix quiere retratar es su ambigüedad, que rompía todos los estereotipos clásicos femeninos. Una mujer fumando y bebiendo, con la media caída, con aspecto masculino… y eso en el Berlín de la época estaba al orden del día: hombres que parecían mujeres, mujeres que parecían hombres…
En muy pocos años, Hitler pondría «orden» en esa fascinante Alemania de entreguerras.