La embriaguez de Noé
Una melopea de proporciones bíblicas.
En la Biblia podemos leer el relato de la Embriaguez de Noé.
Resulta que el patriarca fue el inventor del vino. Un buen día Noé se dedicó a cultivar la tierra y plantó una viña. Bebió del zumo fermentado de sus uvas y pilló una borrachera de campeonato, quedándose en su tienda totalmente desnudo. Cuando sus hijo Cam entró en la tienda y vio el espectáculo, fue rápidamente a avisar a sus hermanos Sem y Jafet.
Estos dos tomaron un manto y se lo pusieron a su padre en los hombros sin mirar su desnudez. Porque siempre se debe cuidar de amigos y familiares borrachos, nunca reírse de ellos ni mucho menos grabarlos con el móvil como hacen los gilipollas. Ya sabéis: si véis a alguien grabar a un borracho o una borracha, reprended y ridiculizad al pedazo de imbécil, como muy bien haría Noé, que al despertar de su borrachera maldijo al capullo de Cam y a toda su descendencia y bendijo a los buenos de Sem y Jafet.
Miguel Ángel quiso plasmar este relato en el techo de la iglesia que estaba pintando, y así lo hizo, además en dos escenas cronológicamente distintas.
Podemos ver a la izquierda a Noé de rojo cultivando la tierra, e inmediatamente después a la derecha con una melopea de proporciones bíblicas. M. A. desnuda al padre como dice la Biblia, pero inexplicablemente también desnuda a los hijos. Y es que a Miguel Ángel le gustaba representar un desnudo masculino más que a nada en este mundo.