Evermust
Las Sparring tradicionales.
Cuando Barbara Kruger proclamó con su obra Our body is a battleground hablaba en términos metafóricos: el cuerpo de la mujer como campo de batalla, en el que señores con traje y corbata peleaban embarrados cual Pressing Catch por cuestiones relativas a las mujeres y a su cuerpo. En ese momento, la denuncia de Kruger se arrojaba sobre las leyes conservadoras que condenaban el aborto en EEUU, o sea sobre la capacidad o no de una mujer de decidir sobre su propio futuro.
Eso era en los 80 del siglo pasado, pero podría ser mañana.
Falkova presenta de nuevo el cuerpo de la mujer como un campo de batalla, aunque esta vez sin metáforas. Evermust es una contundente denuncia de la violencia física sobre las mujeres en Kazajstán. Un auténtico problemón que en 2017 había llegado a dimensiones terroríficas y que terminó con unas leyes redactadas por hombres, también debidamente encorbatados, desde el parlamento kazajo.
En Evermust la artista presenta un saco de boxeo como un cuerpo femenino. Una imagen que habla por sí misma. La visión de la morfología femenina que presenta Falkova parte de la paleolítica Venus de Willendorf pero, de hecho, puede remitir a cualquier ideal femenino de la historia del arte. Pechos y vientre, bendito lugar en el que pelear.
La obra fue presentada en una exposición sobre arte femenino en el museo Aitiev de Bishkek (Kazajstán) en 2019, provocando una tremenda ola de indignación y ofensa entre el conservador público masculino presente en la sala. El disgusto fue de tal magnitud que terminó siendo censurada y el director del museo, forzado a dimitir. Como suele suceder en estos casos, el efecto boomerang se activó en seguida y la voluntad de censura chocó con el eco internacional que rápidamente obtuvo esta obra, potente, subversiva y necesaria.
En 2023 el cuerpo/sparring de Falkova encontró refugio en el Museu de l’Art Prohibit, en Barcelona, desde dónde —entre otras decenas de obras de arte censuradas aquí y allá—, se ha librado de puñetazos y puede, por fin, salir del ring.
Es imprescindible y perentorio visibilizar la lacra de la violencia contra las mujeres en términos de arte crítico.
Ojalá un día el cuerpo de la mujer no sea más un campo de batalla, si no un lugar en el que florecer.