Futbolistas
Tan abstracto que se pasa a figurativo.
A los que nos importa una mierda el Mundial de Fútbol de los cojones, y mostramos suspicacia ante un entorno cada vez más corrupto, sobrevalorado y que demuestra una carencia total de los mínimos valores que se presupone en cualquier deporte, no podemos decir otra cosa que estamos ya saturados del muy mal llamado deporte rey, más aún si se celebra en un país de sátrapas babosos (que, por cierto, tienen los cuadros más caros del mundo en su haber).
Aunque, por supuesto, pasado por el prisma del arte, hasta la mierda se vuelve bella.
El 26 de marzo de 1952, Nicolas de Staël acude a un partido de fútbol en el Parque de los Príncipes. Juegan Francia contra Suecia (por cierto, ganan estos últimos 0–1). Pero al artista no le interesa el resultado, sino el espectáculo que acaba de presenciar.
Los colores que acaba de ver moviéndose por el campo inspiran al pintor, hasta ahora completamente abstracto, y va corriendo a su taller para plasmar ese ballet visual.
De Staël se vuelve un poco figurativo: quiere reflejar los colores, el movimiento, las poses, el calor del momento, la armonía, los ritmos… Y lo consigue. Une de manera mágica lo figurativo y lo abstracto con su característico estilo: pastoso, matérico, construido de manera aparentemente tosca (a golpe de espátula y cuchillada), pero con resultados elegantes y sofisticados.
Tres años después, y tras pintar varios cuadros de jugadores de fútbol, de Staël se suicida tirándose de la terraza de su taller en una decimoprimera planta.