El rapto de Ganimedes
Más alla del arco iris.
Júpiter era un dios bisexual. Le iban tanto ostras como caracoles. Y si algo sabemos de Júpiter (o Zeus, como lo llamaban en Grecia) es que cuando se encaprichaba con algo, lo conseguía fuera como fuera. Y si había que raptar a alguien, se disfrazaba uno de águila, se lo llevaba en sus garras para convertirlo en su amante, y punto. Eso de los disfraces, por cierto, era un recurso muy utilizado por Júpiter, ya que así podía escaquearse mejor de su esposa —y hermana— Juno.
En este caso, el objeto del deseo del dios fue Ganímedes, un guapísimo príncipe troyano. Tan guapo era que al verlo, Júpiter se enamoró inmediatamente e ideó el numerito del rapto.
Una vez raptado, el joven fue llevado al monte Olimpo y además de amante del jefe, se hizo con el puesto de copero de los dioses. Y todos los dioses estaban encantados con el mozo. Todos menos la siempre celosa Juno, que siempre lo trató con desdén.
Pero en definitiva, Ganímedes fue aceptado en el Olimpo como uno más, y para Júpiter se convirtió en uno de sus amantes más especiales. Tanto, que el principal satélite del planeta Júpiter se llama Ganímedes. Perfecta alegoría, no sólo del amor homosexual sino también de su aceptación por la sociedad.
Briton Rivière, pintor especializado en animales, muestra el momento en el que el águila se lleva al joven efebo «más alla del arco iris».