Hércules meando

Hércules está desnudo, borracho y aprovecha para echar una meada. Pero no es una fuente, por lo que no sale líquido del pene. El escultor o escultora quiso simplemente representar la decadencia de la embriaguez, que afecta tanto a dioses y semidioses como a mortales.

Por muy mamado que esté, Hércules no suelta sus atributos: la piel del león de Nemea y la maza. Las tiene sobre su hombro y así de paso oculta el soporte, ya que esta estatua es pura inestabilidad etílica. El centro de gravedad de la escultura está muy desplazado hacia atrás, algo muy poco «clásico», más bien del estilo helenístico.

Además no parece el mejor momento De Hércules… está algo mayor, gordito y muy poco atlético.

Es una imagen inusual del hijo de Júpiter, aunque al parecer esta iconografía del Hércules mingens estaba de moda en Roma desde el siglo II a. C. hasta la época imperial. Quizás se deba a que estaba también muy de moda la literatura cómica y satírica griega.

Eran estatuas pensadas para colocar en los jardines, lugares de otium y placer, donde los romanos se iban después de una buena comida y quizás vaciaban sus vejigas. Los dueños de estas casas quedaban bien con sus empleados, culturetas pero canallitas.