La bola de cristal
Tiempos de magia.
Waterhouse pinta a esta mujer mirando ensimismada una bola de cristal en sus manos. ¿Qué ve en ella…? ¿El futuro? ¿El pasado?
Por el espacio y la atmósfera que la rodea (una habitación oscura, el rojo intenso del vestido, una ventana con lúgubres árboles, un cráneo…) parece que estamos ante una situación sobrenatural. Quizás esta dama medievaloide está lanzándole un hechizo a alguien, a juzgar por el libro abierto en la mesa junto a la calavera.
Es casi como si nos hechizara a nosotros, espectadores, que no podemos más que caer rendidos ante tal encantamiento.
Waterhouse coloca círculos, semi-círculos y líneas curvas por todas partes, complementando y acompañando a esa esfera de cristal. Esta esfericidad lo mantiene todo cerrado y da un aire de fantasía a la pintura. Casi como un sueño, o un sortilegio de tiempos pasados.
No eran tiempos de magia cuando Waterhouse pintó el cuadro. Este romanticismo estaba ya pasado de moda y los jóvenes artistas empezaban a mirar a los fascinantes experimentos creativos que se estaban haciendo en París. Otro nuevo tipo de magia. Sin embargo, JWW estaba muy orgulloso de esta pintura y la exhibió en la Royal Academy.
Quizás esta bella mujer está viendo el futuro de la pintura, de ahí su aire melancólico. Quizás el pasado, esos tiempos donde todavía existía la magia.
Por cierto, a uno de los dueños que tuvo este cuadro no le gustó nada la calavera y decidió taparla, aunque a día de hoy está nuevamente restaurada tal y como la pintó este excelente artista post-pre-rafaelita.