La dama del unicornio
Evidente inspiración en la Gioconda.
Rafael homenajea a Leonardo en esta obra que inevitablemente recuerda a La Gioconda por la composición, la pose y el formato de tres cuartos de la retratada, que al parecer todavía es desconocida. Algunos piensan en la hermana del pintor, Elisabetta, o quizás Julia Farnesio, la amante del papa Alejandro VI, o más probablemente Laura Orsini, su hija ilegítima.
Aunque lo realmente relevante de este retrato es la figura del unicornio en el regazo de la retratada. Este animal fantástico era al parecer un símbolo de castidad, además de uno de los elementos heráldicos del escudo de los Farnesio, lo que da más credibilidad a la teoría de que la retratada es la hija del papa y la noble.
Cortazar nos cuenta en su Historia de cronopios y de famas (1962) que el unicornio, animal fálico, la habría contaminado: en su cuerpo duermen los pecados del mundo.
y continúa: Lo que esta mujer sostiene en sus manos es la copa misteriosa de la que hemos bebido sin saber, la sed que hemos calmado por otras bocas, el vino rojo y lechoso de donde salen las estrellas, los gusanos y las estaciones ferroviarias.
Sabemos que esta obra estuvo oculta durante siglos. Algún genio anónimo de finales del siglo XVI tuvo los cojones de modificar la obra original de Rafael y pintó por encima una rueda y una palma a esta Dama del unicornio para convertirla en Catalina de Alejandría con sus atributos de santa. Afortunadamente en 1934 la obra fue restaurada para que la disfrutamos tal y como aparece en la imagen.
De santa nada.