Liebre joven
¿Qué hay de nuevo, viejo?
Ya habíamos visto en HA! otros estudios casi científicos sobre flora y fauna realizados en acuarela por Durero, y todos llaman la atención por su maestría en el dibujo y en la perfecta aplicación del colorido.
Y es que Alberto Durero está considerado —de forma unánime además— el artista más importante del renacimiento alemán y una figura básica para entender el arte del siglo XV, en el que influyó a nivel masivo. Unió la sensibilidad flamenca con la italiana, y conseguiría algo totalmente nuevo y mágico en sus dibujos, grabados y pinturas.
Y en acuarelas como esta obra maestra. Con una calidad fotográfica, el artista pinta pelo a pelo a este orejudo animal y nos abruma con tanto detalle: orejas, bigotes, uñas… cada ínfima pincelada es un conjunto perfectamente bañado por esa cálida luz naturalista.
La liebre parece viva. Quizás el artista la pintó en cautividad, quizás la observó en libertad y memorizó cada pequeño matiz, quizás se inventó… Es un misterio. Pero fijaos en los ojos… Si ampliamos la imagen, veremos el reflejo de una ventana, que seguramente era la del taller del artista.
Durero debía estar tan orgulloso de estas acuarelas, que las fechó y firmó con su monograma, dándoles el acabado de una obra final y no un simple boceto.