Melancolía I
Vivir así es morir de amor.
Melancolía I, hace parte de la serie Estampas Maestras realizada por Durero en 1514, siendo la más enigmática y de la que más interpretaciones se ha realizado.
Durero estaba muy interesado en el tema de la influencia de Saturno en el genio del artista. Una teoría originada en el mundo antiguo que había consolidado una división de los planetas en benéficos y maléficos. Saturno (el planeta más lejano que se conocía por aquel entonces) fue catalogado como «maléfico», de ahí que se le asignara la influencia de este planeta a la melancolía.
Más adelante, Hipócrates difunde la Teoría los humores, según la cual, nuestro cuerpo se compone de cuatro sustancias básicas: bilis negra, bilis, flema y sangre, y a cada una de ellas corresponde uno de los cuatro temperamentos del carácter humano: optimista, irritable, impasible y melancólico.
Aristóteles fue más allá relacionando la melancolía con el talento artístico y científico. Según él, la melancolía, provocada en el carácter por exceso de bilis negra, genera depresión, ansiedad y además, una propensión a la locura: el motor de la creatividad. Gracias a la mediación de Aristóteles, la melancolía pasaba a ser una facultad privilegiada, exaltando tal privilegio bajo el título de «Genio».
Estas creencias se mantuvieron durante toda la Edad Media y con el Renacimiento la idea tomó mayor fuerza.
Así, Marsilio Ficino teoriza sobre la melancolía (él mismo la padecía), elevándola a condición de superioridad espiritual e intelectual, asegurando que los inspirados se encontraban en un estado de locura divina. A partir de entonces, se aceptó la idea de que el artista creaba bajo un estado de enajenación.
Durero era un melancólico, y creó en Melancolía I una compleja alegoría sobre las ideas de la influencia de Saturno en el artista.
De ahí que el personaje principal esté rodeado de una serie de atributos que pertenecen al mundo del intelecto, las artes y las ciencias. La escena está centrada en el semblante de la figura principal cuyo carácter denota un sentimiento de enajenación, tristeza y aislamiento.
Expertos relacionan la numeración superior derecha con la fecha de la muerte de la madre de Durero, un acontecimiento que marcó para siempre el carácter del artista sumiéndole en una larga depresión.