El luchador
The Wrestler.
Un luchador de lucha libre sale de la arena y se dirige hacia los vestuarios. Entre bambalinas, mira hacia atrás. No sabemos qué ha pasado. No sabemos si ha ganado o perdido. Quizás este ha sido su último combate. Parece un hombre algo mayor y la lucha es un deporte duro. Es mejor dejárselo a los jóvenes luchadores de ahora, con su nueva forma de luchar, que parece gustar más a ese nuevo público que también vemos al fondo, anónimo, aunque vivo y vibrante.
Pero Daumier prefiere no centrarse en el combate, que vemos en un segundo plano, y sí se centra en este hombre que abandona la lucha, no sabemos si para siempre. Él es el protagonista del cuadro, él es lo interesante, por mucho que sea lo secundario lo que esté más iluminado.
O mejor dicho, el tema del cuadro es su mirada, esa mirada atrás.
Daumier era aficionado a la lucha libre. También había luchado lo suyo, y no siempre había ganado. Sabemos que siempre estuvo del lado del perdedor, del anónimo, del secundario, del que viaja en tercera clase, del underdog…
Y por eso era capaz como nadie de captar la dignidad del perdedor, del solitario, del pasado de moda.