Mariana
Millais, un niño prodigio.
Un cuadro de John Everett Millais, el niño prodigio de la era victoriana. Lo pintó con 22 años.
Con 4 años ya pintaba cuadros excelentes. Y a los 11, el artista era admitido en la Royal Academy, que lo mimó como un genio. Era una inversión de futuro. Pero su brillante porvenir se vio truncado al juntarse con «malas compañías». Millais se unió a la Hermandad Prerrafaelita de Dante Gabriel Rossetti y William Hunt, que tenían un enemigo claro: la propia Academia.
Por algún motivo, la institución no dejaba abiertas las ventanas para que entrara aire fresco y Millais era joven, por lo que optó por pintar sin ataduras. La Academia se escandalizó por que su inversión realizara obras como esta.
¿Qué tiene de malo este cuadro? ¿Porqué a la Academia no le gustó esta maravilla? Quizás ese color excesivo, quizás la pose de la dama, quizás la historia que cuenta…
Es una pintura que ilustra Medida por medida (1602), una obra de Shakespeare y sobre todo un poema de Tennyson (otro niño prodigio) basado en esta obra. El poema relata como la pobre Mariana, prometida con el mezquino Angelo, es rechazada por este cuando se entera de que la dote de la chica se había perdido en un naufragio en el mar. Angelo solo pensaba en el dinero y se olvida de la chica. Mientras tanto, Mariana espera y espera. Y cansada de esperar, aislada, sola (con la única compañía del ratoncillo que vemos en la imagen) desea morirse.
En la imagen Mariana estira su cuerpo agotado por la espera frente a la ventana por donde entran melancólicas hojas otoñales. Una vidriera muestra la Anunciación.