Mujeres con perro
Compresión de espacios.
La hermana y la prima del pintor Pierre Bonnard juegan en el jardín con su perro. Y esta simple escena costumbrista ocupa todo el cuadro, salvo un pequeño espacio reservado para esas tres figuras al fondo.
Bonnard confunde conscientemente figuras y fondo, comprime y aplana el espacio y simplifica todo hasta límites todavía nunca vistos en 1891. Era uno de esos intensísimos artistas que se hacían llamar los Nabis (Profetas). Para estos tíos de barba, había que mirar a Japón y a Gauguin, captar la realidad, pero la de verdad, esa que no siempre (casi nunca) es como lo que se ve, sino que a menudo es como lo que se siente, y sobre todo experimentar como si no hubiera un mañana.
Y a Bonnard lo que más le gustaba era experimentar. Usaba colores planos y lo podemos comprobar en el genial uso de los patrones de la ropa femenina. Los cuadros de ese vestido no son nada realistas, pero desde un punto de vista pictórico funcionan de maravilla, conversando con la textura lanuda del perro y los motivos vegetales (flores y hojas) apenas abocetados. Y además vemos como Bonnard delinea algunas formas con tinta o incluso raspándolas.
En definitiva, es una pintura modernísima (estamos en 1891: ¡el cadáver de Van Gogh aún estaba fresco!) de este pintor que iba para abogado pero descubrió la pintura, en concreto El talismán de Sérusier, que le voló la cabeza.