Óvalo rojo
De regreso a Alemania.
A partir de aquí estamos a la vista de una nueva época para Kandinsky. Desde que volvió a Rusia por el estallido de la guerra había sido bastante difícil para él, incluso estuvo todo un año sin pintar ningún cuadro. Allí permaneció hasta 1920, justamente la fecha de este lienzo.
Óvalo rojo es un reflejo del impacto que tuvieron las ideas suprematistas que desarrolló posteriormente Malevich y los artistas del constructivismo ruso, que fueron de gran influencia para Kandinsky. En esta pintura se encuentra representado un gran cuadrado amarillo en diagonal sobre un fondo verde, ejerciendo de soporte de los principales elementos del cuadro. Incluso podríamos hablar de agobio y saturación de elementos. La contraposición del cuadro con forma cuadrada y la figura cuadrangular generan estatismo.
Aquí vemos por primera vez como la circunferencia roja ejerce un punto referencial en la pintura, elemento que sería desarrollado con mayor esplendor en obras posteriores. El punto va a ser un elemento esencial en la pintura de Kandinsky porque para él, era el inicio de todo.
Esta obra recuerda a sus pinturas de Múnich por la diversidad de formas y estructuras pero la geometría se acentúa considerablemente. En la parte inferior del cuadro se encuentra de nuevo la barca, un tema ya utilizado en Improvisación 26.
Musicalmente hablando, estamos ante una amalgama de sonidos. Los tonos largos y tranquilos del violín (verde) se mezclan con la flauta (pequeñas estelas azules). Sobre esto oímos la trompeta (amarillo y rojo) y al mismo tiempo, la trompeta es contrarrestada por la flauta, violonchelo, contrabajo y órgano (azul y sus derivados) y la viola interpretando un largo (naranja) que a su vez en ciertas partes se reduce su sonoridad (blanco). Todo estos sonidos son «la nada» cada cierto tiempo a causa del negro.
Lamentablemente, obras de este calibre ya no eran especialmente aceptadas en Rusia porque las ideas del realismo socialista se estaban asentando.