Primera acuarela abstracta
Desvinculándose de la realidad.
Hay obras de Kandinsky que me gustan más que esta, pero quizá lo que me atrae aquí es su significado. Porque a veces no se entiende el arte abstracto y puede ser que el artista nos dé una lección importante para comprenderlo.
Kandinsky fue un gran teórico del color y padre del arte abstracto. Quizá un visionario de lo que nos deparaba el mundo puesto que estamos abocados a vernos envueltos por un materialismo que nos hace inapreciable el alma y la esencia de las personas y las cosas.
Entre 1910 y 1914, el artista realiza varios trabajos: sus Impresiones, Improvisaciones y Composiciones, donde desarrolla sus ideas.
Lo atrayente de su pintura en esta época, es como pasa de una mímesis a una simplificación de las formas y a la abstracción, buscando lo intrínseco mediante el color. Sus influencias fauvistas se aprecian en esa liberación cromática, en la expresividad de sus emociones.
La obra de la que hablamos podría tratarse de un esbozo de Composición VII, realizada en 1913. Su importancia no está en la disposición de los elementos en el papel. Más bien lo significativo aquí es cómo a través de manchas, líneas y colores, se desvincula de la realidad para proyectar su necesidad interior, siendo una forma de expresión curativa para su espíritu.
Kandinsky pasa de la figuración a la abstracción de una forma racional, siguiendo un proceso. Tras esta época, practica con la combinación de formas geométricas y desemboca en otros movimientos. Da clases en la Bauhaus y escribe sus teorías. En una de sus obras afirma: el elemento abstracto, que aún ayer se escondía tímidamente y era apenas visible tras afanes puramente materialistas, pasa en el arte a un primer plano.
Sus obras liberan al espíritu esclavo de una angustia material. Para él, lo psicológico se refleja mediante el color.
Podríamos comparar sus ideas con la música. Los colores, igual que los sonidos, nos hacen sentir. Creo que es lo mismo que buscaba Kandinsky con sus pinturas: hacer partícipe al espectador de unos sentimientos, liberándole del materialismo y mostrándole la importancia de otra realidad, sin que sea necesariamente la que vemos, sin ser una copia de lo que nos rodea.