Piscina con dos figuras
California Dreamin'
David Hockney visitó por primera vez California en 1964. Y se enamoró.
Ya en el avión de camino vio desde el cielo las piscinas y las casas bañadas por el sol californiano. No podía ser más diferente al Reino Unido. En cuanto puso un pie en Los Ángeles supo que ese era su sitio: Hollywood, el Art Decó decadente, las fiestas… y las piscinas. Piscinas de un radiante color azul por todas partes.
Ese mismo año, el artista pinta su primera obra sobre el tema, y desde entonces las piscinas se volvieron recurrentes en su carrera. A Hockney le interesaba esta iconografía por varios motivos, y uno de ellos era el reto que supone a nivel formal eso de representar el agua.
En esta obra en concreto, Hockney opta por crear unas hipnóticas ondulaciones, con reflejos y sombras. Un agua que parece cálida y en un leve y agradable movimiento. Mención especial para el paisaje de fondo, todo un vergel de árboles y colinas. Verde y azul que contrastan con ese rojo.
Porque vemos a alguien buceando en la piscina y el tío de rojo está observándolo. Se trata de un retrato de Peter Schlesinger, pintor y ex-amante de Hockney. Al parecer ambos habían roto su relación un año antes y hay quien interpreta esta pintura como una metáfora de la nueva vida de Schlesinger, mostrando a otro tío nadando hacia él. Así Hockney reconoce el amor perdido y le desea felicidad con una nueva pareja para su ex. [1]
El caso es que Hockney se volcó en hacer este cuadro. A modo casi de terapia, trabajó 18 horas al día sin parar durante dos semanas. El resultado fue una de las pinturas más emblemáticas del autor y un rotundo éxito de crítica, público y mercado…
En noviembre de 2018 algún paleto compró este cuadro por 90,3 millones de dólares (!?). Que lo disfrute a solas en su casita.