Retrato de Jaume Sabartés
Si el Greco fuera cubista...
Para distraerle o porque sí, es decir, sin ton ni son, cuando me parece que se cansa de sostener un soliloquio y para hacerle sentir que le escucho, me da por decirle: “Me gustaría hacerme un retrato con una gorguera, a la manera de los señorones del siglo XVI, y sombrero con pluma para cubrir la cabeza”. “Ya te lo haré”, me responde despreocupadamente.
Jaume Sabartés
El Retrato de Jaume Sabartés con gorguera y sombrero es uno de los retratos realizados por Picasso a su gran amigo y muestra al retratado como si fuera un gentilhombre vestido a la moda de los tiempos de Felipe II, casi como el retrato del monarca, o un cuadro del Greco, en esa época que se llevaban las gorgueras alrededor del pescuezo.
Es un retrato lleno de ironía, una mezcla de burla y afecto, que era la base de una amistad que duró décadas. De hecho, en la época en la que fue pintado este retrato, Sabartés era su secretario hasta 1968, cuando falleció.
Picasso representó a su colega en muchos otros retratos y caricaturas (caballero, monje, payaso, fauno, torero, ciego…), siempre con mala leche, pero Sabartés nunca se ofendió. Era un verdadero honor para él que un genio lo representase, aunque a veces fuera en tono de burla.
Curiosamente, y pese a la distorsión, el retrato se parece muchísimo al retratado.