Rosanna
Desnudo novecentista.
Cuando era mucho más joven Casorati adoraba a Gustav Klimt, e intentó imitar a toda costa su estilo decorativo y simbolista. Pero tiempo después Casorati irá encontrando su propia voz, sobre todo después de haber participado en la I Guerra Mundial. Se dejó de tanta decoración, tanto símbolo críptico y decidió que en su pintura debería haber un «retorno al orden».
Después de ver la obra de Paul Cézanne en la Bienal de Venecia de 1920 supo como enderezar un poco su arte hacia el camino de la armonía, la calma y el orden, algo que puede sonar conservador, pero entonces era toda una innovación. Era el llamado novecentismo, una vuelta a la tradición renacentista. Son los vaivenes de la historia del arte.
Casorati consiguió un estilo contemporáneo a su época y a la vez clásico. Totalmente equilibrado, sencillo tanto en forma como en contenido como es el caso de este desnudo de Rosanna, acostada y creando una diagonal. Un desnudo que casi parece una escultura por sus volúmenes redondeados.
Sin embargo, lejos de inspirar serenidad, la calma de sus pinturas evocan cierta irrealidad, como en la pintura metafísica. Rosanna, inmóvil como un maniquí, tiene los ojos casi cerrados, relacionándola con el sueño.