San Francisco de Asis
Autorretrato como santo rodeado.
Este simbolista polaco era muy aficionado a autorretratarse siempre que podía. A menudo se pintaba a sí mismo como Jesucristo o como en este caso, San Francisco de Asís, que aparece rodeado de extrañas figuras que van de una niña polaca a unos faunos.
Lo que también hacía Malczewski siempre que podía era recoger la mitología clásica y «polaquizarla», es decir, adaptarla al folclore de Polonia, siempre con la presencia de la verde naturaleza de su país.
En este fascinante cuadro el artista de la Joven Polonia (el art nouveau polaco) moderniza el mito del Destino (personificado por las Parcae) que controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal e inmortal desde su nacimiento hasta su muerte. Las parcas son tres hermanas hilanderas que personifican el nacimiento, la vida y la muerte. Sus hilos medían la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. Creaban lana blanca mezclada con hilos de oro (momentos alegres de la vida) e hilos de lana negra (los momentos tristes).
Malczewski une este mito con el de San Francisco, santo patrón de los animales, aunque aquí no aparece con pajarillos y ratones como era iconográficamente tradicional, sino que está rodeado de criaturas míticas semi-humanas.