Mask II
Autorretrato hiperrealista de Mueck dormido a una escala gigante.
La minuciosidad de sus detalles hace que sus esculturas parezcan vivas, pese a estar hechas de silicona, fibra de vidrio y acrílicos. El realismo solo se rompe por las proporciones exageradas y la evidente falta de un cuerpo, pero aún así da la sensación de que en cualquier momento la figura va a despertar de su sueño y abrir los ojos.
El proceso de trabajo del artista es tan particular como su obra: Ron Mueck trabaja lentamente es su taller y hace del tiempo mismo un elemento fundamental de su proceso creativo. Así el artista se mueve entre la monumentalidad y la intimidad, entre la realidad y el sueño, entre lo vivo y lo inerte. Ese tipo de contradicciones que tanto le (y nos) gustan.
Por lo visto, este escultor australiano pasa bastante del “mundillo del arte contemporáneo”, tan cargado de discurso como vacío de contenido. Mientras sus contemporáneos (artistas, críticos, comisarios y demás fauna) cacarean sobre conceptos, él deja que su obra hable por sí misma.