San Mateo
Uno del tetramorfos.
Al lado del alucinante Descendimiento de Pontormo, aparecen representados en formato circular los cuatro evangelistas, plasmados en las pechinas que alguna vez sostuvieron la antigua cúpula de la Cappella Capponi en la iglesia de Santa Felicità de Florencia.
Pese a que hubo dudas a cerca de la autoría (y aún las hay para los demás evangelistas), se sabe hoy que San Mateo fue pintado por el gran Bronzino, uno de los grandes del manierismo italiano.
Ahí vemos al evangelista que mejor legitimó la divinidad de JC con sus atributos: el ángel alado del tetramorfos tan representado en la tradición artística cristiana (recordemos que cada evangelista tenía su símbolo: Marcos el león, Lucas el toro, Juan el águila y Mateo el hombre, acompañado de un ángel).
Bronzino pinta a Mateo a lo Miguel Ángel, inspiración de todo manierista, acompañado de un querubín que sobresale con una sola ala del borde inferior, mirando hacia el evangelista y quedando medio cubierto por su codo. Mateo, evangelio en mano, nos mira intensa y directamente, con rasgos andróginos. Con la boca entreabierta y el cabello rojo despeinado es una imagen de corte escultural, con un tratamiento gélido de la epidermis y una búsqueda de una belleza formal más clásica en el rostro.