San Sebastián
Juventud, sometimiento y erotismo.
San Sebastián ha sido un santo muy presente en el arte, aparecen imágenes desde antes del año mil hasta prácticamente hoy en día. Sin embargo, Bronzino se avanza a su tiempo, casi 500 años. Nos presenta un joven, para nada dolido, herido por una sola flecha.
En un primer momento, el mártir, asaeteado por las legiones romanas, se mostraba como un hombre de mediana edad, con el pelo largo y, en ocasiones, con barba. Con la entrada del Renacimiento esta iconografía fue variando, cada vez se rejuvenecía más al protagonista. Aun así, se le seguía pintando como narra su historia, atado a un árbol y atacado con flechas.
Bronzino, muy influenciado por el Manierismo, cambia completamente esta percepción. Enseña un chico de pelo rizo y anaranjado. Pero esta no es la única licencia que se toma. A diferencia de las representaciones anteriores, ubica al mártir en un lugar indeterminado, posiblemente en un interior. Está envuelto en una tela fucsia, tratada con una pincelada minuciosa, que le cubre la espalda, pero que le deja a la vista su atlético dorso.
El artista con esta obra no quiso mostrar el castigo, fue más allá. Se avanzó a su tiempo. Exhibe un joven musculado que no siente dolor, todo lo contrario, vemos en él una cierta sensualidad, remarcada sobre todo en la saeta que le atraviesa desde las costillas y pasa justo por debajo del corazón.
El intenso color de la túnica, que emana erotismo, contrasta con la blancura de su cuerpo, que demuestra pureza. Sus ojos curiosos, la media sonrisa, la mano que señala, la flecha que dirige, todo converge en un punto fuera del marco. Pero por su actitud, más que sufrimiento o miedo, vemos curiosidad y hasta deseo. Todo en la obra nos lleva a pensar que hay algo superior, ajeno al mártir, pero este no está asustado ante su presencia, sino participativo, parece disfrutar de ese sometimiento.
El mártir fue adoptado como protector del VIH por la comunidad LGTB, cosa que trajo una oleada de muy variopintas representaciones del santo. Esta vez sí, con alusiones directas al colectivo.