
Martirio de san Lorenzo
Abigarramiento a la parrilla.
El 10 de agosto del 258 fue el martirio de san Lorenzo. Para castigar su militancia en el cristianismo, los siempre imaginativos romanos decidieron asar vivo al mártir en una parrilla.
Cuando los romanos prendieron las brasas, al santo parecía no dolerle, y de hecho en un momento dado dijo aquello de:
—Dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho.
Semejante tortura con chiste final encantó a los artistas de todas las épocas, llegando al punto máximo en el Barroco. Sin embrago, no podemos dejar pasar ese proto-barroco que fue el Manierismo, un momento extraño en la historia del arte, donde los artistas, intentando imitar la maniera de Miguel Ángel, entraron en un periodo de artificiosidad de una sofisticación desmesurada. En definitiva, una reacción ante un siglo de clasicismo, que ya empezaba a cansar.
Así lo vemos en este horror vacui (es decir, una composición abarrotaa) pintado por Bronzino, aunque ideado por Pontormo, la quitaesencia del artista manierista. Al morir su maestro en 1556, El Bronzino decidió acabar los frescos de la Basílica de San Lorenzo de Florencia, que lógicamente están basados en la vida y muerte del santo.
Llama la atención que casi todo el mundo esté en pelotas (aunque los pitos están tapados estratégicamente por un poquito de tela) y sobre todo mazadísimos. Esos cuerpos de culturista llevan los desnudos musculados de Miguel Ángel a otro nivel. Además se retuercen de manera exagerada y dinámica. Puro abigarramiento manierista, ese del que tanto nos gusta en HA!
Bronzino