Ulises y las sirenas
Ni los pájaros de Hitchcock.
Como podemos comprobar, en esta pintura de Waterhouse no hay ni rastro de las típicas sirenas mitad pez-mitad mujer. Aquí son mujeres pájaro revoloteando alrededor del barco de Ulises.
Hay que aclarar esto, como tuvo que aclararlo Waterhouse en la Royal Academy de Londres, ya que nadie se enteraba de nada. Pero en la antigüedad griega, las sirenas se representaban así. Waterhouse se inspiró en las cerámicas saqueadas del British Museum, y vemos claramente el famoso episodio de la Odisea de Homero con mujeres pájaro y no mujeres pez.
Homero nos cuenta como las sirenas hechizaban a los marineros con su canto. Si la tripulación escuchaba estos sonidos hipnotizantes estrellaban la nave contra las rocas y se comían a la gente. Por eso, Ulises decide tapar los oídos de sus marineros con cera (para que quede claro, Waterhouse les venda la cabeza también), pero el muy curioso quiere escuchar el canto de las sirenas y vivir para contarlo, por lo que pide que lo aten al mástil del barco.
Así vemos a las mujeres-pájaro sobrevolando el barco mientras hacen sus cantos de sirena, la tripulación intentando ignorarlas para salir de ahí con vida (mirad al de venda roja medio hipnotizado por una sirena posada en el barco) y Ulises escuchando todo consciente de que, si no llega a estar atado, sucumbiría y serviría de banquete para estas criaturas.
El cuadro es impresionante en todos los sentidos (como la mayoría de pinturas de este señor). No era fácil colocar a tanta gente en ese barco, pero Waterhouse lo hace de maravilla, y además usando su característico colorido y las típicas caras de las mujeres de sus pinturas.