Vanidad
Belleza y advertencia.
Esta pintura deja embelesado a cualquiera, tal es la belleza y detallismo del retrato, pero es que además, con ciertos detalles sutiles, el cuadro dice mucho más de lo que parece.
Comencemos por el título: ¿Por qué «Vanidad»? Esta palabra hace referencia a una moda muy popular durante el Barroco: las vanitas, género pictórico que habitualmente consistía en bodegones y naturalezas muertas con referencias a la fragilidad de la vida, y la certeza final de la muerte, que más tarde o más temprano nos llega a todos. Podemos complementar este significado con algunos tópicos latinos como Tempus fugit (El tiempo vuela), Carpe Diem (Aprovecha el día) o Memento mori (Recuerda que vas a morir), por lo que estas vanitas no dejan de ser una advertencia hacia el espectador y su condición mortal, es habitual en estas pinturas la aparición de cráneos o esqueletos entre objetos de placer mundano, porque ya sabemos que la muerte pasa por encima de todo ello.
Volviendo a la obra, aquí esa condición es más sutil: en la parte superior, entre la oscuridad del fondo se aprecian unas uvas, alimento delicioso, que suele hacer referencia a la abundancia, incluso al placer (podemos remontarnos a la mitología grecorromana con el dios del vino y sus famosas bacanales). Sin embargo, la fruta tampoco dura eternamente, no tardará en pudrirse (contemplad por ejemplo en Caravaggio y su famosa cesta de frutas); no deja de ser otro recordatorio más de la brevedad y caducidad de nuestra existencia.
En cuanto a la modelo protagonista, con su larga melena pelirroja, recuerda físicamente a las jóvenes que posaron para artistas de la Hermandad Prerrafaelita: John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti…
Sostiene un espejo de mano de plata, para resaltar su vanidad, y también lleva diversas joyas, entre ellas un largo collar de perlas. Estos objetos, junto a la tela dorada y granate, son perfectamente aplicables a la época contemporánea del artista, la moda de principios del siglo XX y el interés por el movimiento de las Arts & Crafts que desarrolló William Morris en Reino Unido a finales del siglo XIX. Sin embargo, el resto de elementos del vestido y accesorios de la cabeza forman parte de otra época y parecen desfasados. Esto se debe a que el artista se deja llevar por la influencia italiana, que es sin duda la que predomina en el cuadro. La diadema con una joya en su frente se llama ferronière, y era muy habitual durante el Renacimiento en el siglo XV, la llevaban las mujeres de buena posición, del mismo modo que el patrón serpenteante negro y dorado de las mangas del vestido.
Es, en definitiva, un buen ejemplo de pintura con influencias tanto históricas como contemporáneas, con la que Frank Cadogan Cowper se ganó una fama tremenda e hizo que lo consideraran un artista digno de la segunda generación de los Prerrafaelitas.