Ventilador eléctrico
Preservando el aliento.
Boskovich, artista conceptual de Los Ángeles, sufrió una pérdida devastadora cuando su pareja, Stephen Earabino, falleció de SIDA. Para agravar su dolor, Boskovich descubre que la familia de Earabino había vaciado completamente su apartamento, borrando no sólo las posesiones del artista, sino también la memoria de toda una persona, una existencia y una relación. (Algo habitual durante la crisis del SIDA).
En respuesta, Boskovich decide preservar y conmemorar el único vestigio del apartamento de Earabino que ha sobrevivido: un ventilador eléctrico.
Envolviendo el ventilador en plexiglás, Boskovich lo transforma en una prueba tangible y un recordatorio físico de todo lo que se perdió. Para mejorar la experiencia del espectador, la obra presenta agujeros que permiten la salida del aire del ventilador, creando una sensación que recuerda a una exhalación. Con este acto, Boskovich intenta devolver simbólicamente el aliento a Earabino, como un homenaje y anhelo de vida eterna.
En comparación con las obras de Félix González-Torres, que resultan más conmovedoras, minimalistas y casi poéticas como son Untitled (Perfect lovers) o Sin título (Retrato de Ross en L. A.), el ventilador de Boskovich significa un tipo diferente de pérdida. Representa la negación del amor y el luto, la pérdida de casi todo lo que se considera valioso, dejando atrás sólo el aire vacío agitado por un ventilador barato.
Aunque solamente sea un ventilador en una caja de plexiglás, esta obra de arte tiene un gran significado y habla del profundo impacto de la pérdida y la negación experimentadas durante ese oscuro periodo.