Venus saliendo del mar: un engaño.
La belleza de lo oculto.
El desnudo más espectacular de la historia del arte. ¡Nada menos que la diosa Venus saliendo del mar! Lástima que nos lo tape esa tela que Raphaelle Peale coloca justo delante, un poco como broma, pero desde luego como crítica a la puritana sociedad estadounidense de la época, esa que tapaba con telas los cuadros de desnudos en presencia de las mujeres, o peor aún, tapaba las pirolas pintando hojas de parra e idioteces por el estilo.
Peale juega a ocultar con esa cortina el motivo principal del cuadro, la muy bien conocida por los historiadores del arte Venus Anadiomena, y precisamente lo único que vemos es la susodicha cortina que ocupa todo el lienzo, además con mucho realismo. Recordemos que Peale era un maestro de la naturaleza muerta y podía representar texturas, colores, formas y volúmenes con una sorprendente fidelidad.
Seguramente sería espectacular ver lo bien que conseguiría pintar a la diosa, pero de Venus sólo podemos ver un brazo, un pie y un poco de cabello. El resto está bien tapado.
Tras la cortina está la mayor belleza conocida. Al no mostrarla, la imaginamos, cada uno a su manera. Peale nos obliga a imaginarla, es decir, a crearla.