Vieja y joven
Sugar mommy.
Esta cougar está metiendo mano a un joven efebo que parece que tampoco se resiste mucho. Quizás al joven no le importe el físico y se fije en la belleza interior de la señora. O quizás es por todo ese dinero que desborda de bolsas y recipientes… y es que el dinero erotiza a muchos y muchas hasta el punto de no ver defectos en lo físico, en lo mental ni en lo moral.
Precisamente un tema moralizante como este (vender tu amor) estaba muy de moda en los años en los que Hendrick Goltzius daba sus últimos coletazos. El pintor era considerado unánimemente «el mejor grabador de los paises bajos» y era toda una estrella en toda Europa. La gente lo reconocía y atosigaba en la calle de cualquier ciudad, quizás debido a que tenía una mano deforme por un incendio que se la quemó su niñez. Paradójicamente, por tener los dedos lisiados, manejaba de puta madre el buril para hacer grabados.
Pero en 1614, un cincuentón Goltzius deja de lado el grabado y empieza a pintar, creando obras tan especiales como esta.
Y ojo, que estamos ante un tema autobiográfico… con 21 años el propio Goltzius se casó con una viuda muy vieja y muy rica. Y gracias a esa pasta pudo montar su propio taller y convertirse en la estrella que sería después. Un tío ambicioso que no tuvo reparos en plasmar su historia en este lienzo.