Charles Le Brun
Francia, 1619–1690
La capital de Francia vería nacer a Charles Le Brun en 1619. Sus comienzos en la pintura se vieron muy influenciados por los grandes artistas franceses del momento, como Simon Vouet y Nicolas Poussin, con quien incluso estudió en Roma. También admiró a pintores como Rafael y Guido Reni.
Durante casi toda su carrera estuvo apoyado por grandes mecenas de la talla de los cardenales Séguier y Richelieu, o de los ministros de finanzas de turno, primero Nicolas Fouquet y después Jean-Baptiste Colbert, todos ellos muy próximos a la Corona. Fue precisamente el rey Luis XIV (1638–1715) en quien Le Brun encontró a su mayor admirador, pues le consideraba el mejor de cuantos artistas franceses habían nacido hasta entonces (aunque bien es cierto que gran parte de sus pinturas son alegorías con las que adulaba al monarca).
El pintor fundó, junto a otros colegas, la Académie royale de peinture et de sculpture en 1648. Durante el tiempo que permaneció al frente de esta institución (que se prolongó hasta su muerte), Le Brun controló todas las ramas del arte francés, como un gigantesco pulpo con cientos de pintores, escultores, artesanos y trabajadores de todo tipo a su cargo en cada tentáculo. Autores como Wolf Burchard han llegado a apodarle el artista soberano.
Destacó en la corte de Versalles por su serie de pinturas sobre la vida de Alejandro Magno (la cual le valió un título de nobleza y una pensión vitalicia), así como por dirigir las obras decorativas del palacio. Su mayor logro está pintado en los casi mil metros cuadrados del techo de la Galería de los Espejos.
En 1683, al morir Colbert, ministro de finanzas y principal mecenas del artista en este momento, Le Brun entró en decadencia, recibiendo cada vez menos encargos, si bien aun conservaba tanto la admiración como los privilegios que el rey le había ido concediendo a lo largo de su extensa carrera.
Se dice que la amargura producida por la pérdida de posición acabó por matarlo en febrero de 1690. Con él desaparecía no sólo el entonces artista más famoso de Francia, sino también el mayor publicista del lujo y el boato que caracterizó al reinado de Luis XIV.