Frédéric Bazille
Francia, 1841–1870
Frédéric Bazille fue un impresionista que murió antes de la primera exposición impresionista, un pintor importantísimo que no fue lo suficientemente valorado en vida, incluso mucho después de su vida, un artista experimentado y genial que pintó sólo durante ocho años y dejó este mundo con 28.
Bazille no era de la luminosa París. Era de la medieval Montpellier, una ciudad de provincias. Ahí desarrollaría su carrera tras descubrir a Delacroix. Le dejaron estudiar Bellas Artes si también estudiaba medicina, pero la vocación por la primera era demasiado fuerte y terminó abandonando la segunda.
Pero en los años 60 (del XIX) se marcha a París con la intención de ser un pintor médico y conoce a Monet y a Renoir. No tardaría en dedicar su tiempo a la pintura y alquila un estudio con los dos artistas citados.
Bazille era un dandy, y todos remarcaron siempre su personalidad carismática y su genialidad en muchos aspectos, sobre todo los creativos. Era melómano, aficionado al teatro y gran conocedor de la literatura creada por sus contemporáneos, y además amaba la vida moderna, siendo de los primeros en plasmarla en pintura.
En 1870, durante la Guerra Franco-Prusiana sucede algo extraño: Bazille se alista en el 3er Regimiento de Zuavos, uno de los regimientos más peligrosos. En teoría siempre había renegado de la guerra, pero con 28 años acabaría muriendo en ella, en la batalla de Beaune-la-Rolande, al parecer tratando de proteger a mujeres y niños. Ni su familia ni sus amigos encontraron explicación a su repentino alistamiento.
La obra de Bazille es fantástica. Desde siempre abrazó el realismo (el mismo Courbet visitó su estudio), pero fue de los primeros en olerse el nuevo rumbo del arte. Para empezar se entregó a la pintura al aire libre, y empezó a usar colores brillantes y pinceladas directas, cuando nadie lo hacía.