Gerhard Richter
Alemania, 1932
Gerhard Richter es uno de los artistas más cotizados de la actualidad. Entre la figuración y la abstracción, su obra es extensa y variada, y muy considerada a nivel crítico. De hecho, es considerado el «Picasso del Siglo XXI» (según The Guardian).
Además es uno de los artistas vivos más cotizados en la actualidad: su obra ha aumentado exponencialmente diez veces su valor en dos décadas, cosa que a él le parece «irreal» y «repugnante», por lo que está fuera del candelero artístico y se dedica exclusivamente a pintar.
Nacido en Dresde, nace con el ascenso del partido Nazi. Su padre fue obligado a unirse al partido y enviado al frente oriental y el mismo se enroló en la Pimpfe, las juventudes de las Juventudes Hitlerianas, que a final de la guerra sería la última reserva de resistencia.
Dresde fue una de las ciudades más bombardeadas de la II Guerra mundial, y no es que fuera un punto excesivamente estratégico a nivel militar. Gerhard y parte de su familia tuvieron la suerte de escapar a tiempo a Walterstorf.
Ahí comenzó su carrera como pintor de publicidad y escenarios, pero volvería a Dresde (la Florencia alemana, o lo que quedaba de ella) y empezó su trabajo como muralista. Aún así al levantarse el telón de acero huyó de Alemania Oriental.
En el Düsseldorf de 1967 empieza con sus foto-pinturas inspirado en el movimiento Fluxus, y dando un pasó más allá de lo que hacía Warhol en cuanto a la apropiación de la iconografía de los medios de comunicación. Estas imágenes están desenfocadas, pero ganan en nitidez en cuanto a concepto y que fueron calificadas de «realismo capitalista».
En los 70 empieza su etapa abstracta basándose en Pollock para utilizar la mancha y la falta de definición de los contornos para alterar la imagen de sus cuadros, creando obras de un alto poder psíquico y físico.