Hilma af Klint
Suecia, 1862–1944
La historia del arte es muy injusta a veces, pero para eso está HA!, para reivindicar figuras imprescindibles como la de Hilma Af Klint, nada menos que la pionera de la abstracción, antes incluso que Kandinsky o Mondrian. Nunca leemos sobre ella en la historiografía oficial y eso tiene que cambiar.
Af Klint nació en Solna (Suecia) y pudo estudiar en la Real Academia Sueca de las Artes de Estocolmo, uno de los pocos centros que admitían a mujeres de toda Europa. Allí aprendió a pintar académicamente, pero a ella le hervía algo en su interior, algo espiritual… Quizás debido a la trágica experiencia de acompañar en el lecho de muerte a su hermana de diez años.
Cada vez más, Af Klint se interesó por la espiritualidad y el más allá. ¿Y como plasmar pictóricamente estas sensaciones? Pues Hilma experimentó un poco. Al principio con sesiones de espiritismo (muy de moda en la época) en la que pintaba en trance, a modo de la escritura automática surrealista. ¿Otro antecedente…? Así lo parece.
Af Klint se empeño en plasmar en los cuadros este mundo supraterreno, pero en la época no estaba muy bien visto eso (menos para una mujer que bien podría ser acusada de bruja), por lo que además de sus experimentos que continuaron de manera secreta, siguió practicando cuadros «normales» para ganarse el pan.
Son estas obras secretas sus grandes aportaciones a la historia del arte. Más de 1000 cuadros abstractos realizados mucho antes de que existiera el arte abstracto. No fue Kandinsky el primero, por mucho que lo pregonara en 1911. Y desde luego el arte de Af Klint era de una abstracción mucho más pura: no siguió un proceso para disolver la realidad, plasmó directamente sus sentimientos y emociones.
La artista abandonó la pintura en 1925 para dedicarse a la teosofía. El arte abstracto ya estaba consolidado y muy poca gente sabía quien era.
Entre ellos el Teósofo Rudolf Steiner, que vio muchos de estos cuadros y se quedó sorprendido por su calidad artística y espiritual. Pero le dijo a la artista que ocultara aquellos cuadros durante 50 años, porque nunca serían entendidos. Ella obedeció.
No fue hasta 1986 que el mundo pudo disfrutar de la obra de Af Klint. Aún así, por el motivo que sea, no se le dio mucho bombo. No interesaba cambiar la historia del arte. El MoMA ni siquiera quiso incluirla entre sus fondos de arte abstracto.