Gluck
Reino Unido, 1895–1978
Hannah Gluckstein era conocida por el nombre de Gluck, tan sencillo, sofisticado y andrógino como lo era la propia pintora. Desafió no sólo el arte (no se adscribió nunca en ningún movimiento, corriente artística o escuela), sino los roles de género de su clase y de su época. Se vestía siempre con ropa masculina, y fue abiertamente lesbiana, algo que ilustró de vez en cuando en su heterogénea pintura.
Hannah Gluckstein nació en una rica familia de judíos ingleses, pero sus padres siempre lucharon ante la vocación de su hija. Aún así, pagaron la escuela de arte de la niña y a los 21 años le dieron una renta vitalicia con la que pudo dedicarse al arte sin preocupaciones.
Le gustaban las mujeres y vivió con varias a lo largo de su vida, sin esconderse en un armario. Todo lo contrario: Gluck sacaba, literalmente, todo su armario a fiestas, eventos y exposiciones en las que aparecía vestida de hombre. Aunque pasó por Gluck en la esfera pública, prefería que su círculo de amigos interno la llamara Peter.
Pero Gluck era mujer, consciente de la lucha que era serlo en el mundo del arte y quizás por ello adoptó su imagen andrógina.
Al igual que su identidad, el arte de Gluck es difícil de precisar: se negó a identificarse con cualquier estilo artístico o escuela en particular. Con 32 obras que van desde paisajes hasta pinturas de flores, su arte prioriza las pinturas en sí mismas sobre cualquier material biográfico o contextual.
Su papel pionero en desafiar los estereotipos de género ha llevado a la idea de que el propio arte de Gluck es rebelde, algo que no se evidencia en algunas de sus obras, a pesar de su clara negativa a ajustarse a un estilo o movimiento.