Jenny Saville
Reino Unido, 1970
Jenny Saville se convirtió en 2018 en la artista viva más cara de la historia en una subasta. Es miembro de los Young British Artists, ese grupo empaquetado y vendido por la galería Saatchi de Londres, una pandilla formada por un variopinto abanico de estilos y talentos de los cuales Saville es, probablemente, la más talentosa del grupo. Su estilo figurativo tiene la mujer desnuda como protagonista.
Jenny Saville empezó con eso de la mujer desde una perspectiva feminista. Desde luego se ve que sus mujeres no están pintadas por señoros, a años luz de la idealización y el falseamiento por photoshop.
Pese a nacer como artista en una época postmoderna, su pintura siempre fue en realidad bastante clásica —hasta parece recordarnos a Rubens— pero lógicamente con un enfoque contemporáneo, con cuerpos muy actuales, muy reales, siguiendo un poco la estela de su paisano Lucian Freud.
Saville estudió el cuerpo femenino observando operaciones de cirugía plástica, liposucciones y fotografías de deformidades. Por ello sus retratos presentan distorsiones y juega con el género, el peso y las formas de sus retratadas.
Lienzos enormes, perspectivas aberrantes, colores intensos, pinceladas matéricas, caligrafías añadidas cuerpos obesos, exhibición de genitales, cicatrices y heridas… un estilo muy reconocible en donde pinta, según sus propias palabras, paisajes del cuerpo.